¿Qué está pasando en ese cerebro?
Primero, hagamos un tour por el cerebro adolescente. Imagina que estás remodelando una casa mientras aún vives en ella. Eso es básicamente lo que sucede en el cerebro de tu adolescente.
El lóbulo frontal, esa parte del cerebro detrás de la frente que se encarga de tomar decisiones y controlar impulsos, está bajo construcción. Eso explica esa decisión de teñirse el pelo de verde justo antes de la comunión de su hermana pequeña, ¿verdad?
Luego tenemos la poda sináptica, que es como el cerebro haciendo limpieza de primavera en otoño. Se deshace de conexiones neuronales que no necesita y fortalece las que sí usa. Es eficiente, pero también puede hacer que tu hijo sea un poco olvidadizo con cosas como la tarea... o cerrar la puerta de la nevera.
Ahora, el sistema límbico, el centro emocional del cerebro, está "hiperdrive" es decir a tope de actividad. Esto hace que los adolescentes sientan todo con gran intensidad. Sí, eso incluye el drama porque no encontraron nada para vestir para esa fiesta el sábado.
Y no olvidemos cómo valoran la opinión de sus amigos. Gracias a todos esos cambios, los adolescentes son súper sensibles a lo que sus pares piensan y hacen. Así que, cuando tu hija llegue a casa y te diga: "¡Todos en mi clase van a ir al concierto de Taylor Swift este fin de semana, y yo soy la única que no va!" Aunque sabes que no todos sus compañeros irán al concierto, para ella, sentir que está excluida o que no forma parte de lo que parece ser un evento importante para su grupo social puede ser profundamente perturbador.
Consejos para padres en la zona de guerra adolescente
1. Sé un "escucha activo": No solo oigas, escucha. A veces, solo necesitan sentir que alguien entiende su caos interno (aunque no lo entiendas completamente). Por ejemplo: Tu hijo adolescente llega a casa frustrado después de un día en la escuela y comienza a hablar de lo injusto que fue un profesor al asignar un proyecto de último minuto. En lugar de ofrecer soluciones rápidas, hacer mil preguntas para saber cada detalle de los ocurrido o minimizar sus preocupaciones diciendo algo como "sólo es un proyecto, no es para tanto", podrías responder con, "Parece que realmente te ha tomado por sorpresa y te ha estresado mucho. ¿Quieres hablar más sobre cómo te sientes respecto a lo que pasó?" Esto muestra que realmente estás escuchando y que te importan sus sentimientos.
2. Mantén la calma: Piensa en ti mismo como el negociador en una crisis. Si mantienes la calma, hay más probabilidades de que las conversaciones no se conviertan en un campo de batalla. Por ejemplo: Tu adolescente está molesto porque le no le diste permiso para ir a una fiesta. Él empieza a elevar la voz, diciendo que siempre eres demasiado estricto y que nunca le dejas hacer nada. En lugar de responder con más gritos, mantén la calma y di algo como, "Entiendo que estás molesto y que esto es importante para ti. Te propongo que nos sentemos y hablemos sobre tus preocupaciones cuando ambos estemos más tranquilos." Esto puede evitar que la discusión escale y muestra que estás dispuesto a dialogar de manera respetuosa.
3. Establece límites claros: Con el cerebro en remodelación, los límites claros y consistentes son como las vallas de seguridad. Ayudan mucho, incluso si protestan enérgicamente. Por ejemplo: Decides que tu hija debe limitar su tiempo frente a las pantallas. Explicas claramente esta regla y las razones detrás de ella, tal como la importancia del sueño y del tiempo en familia. Aunque inicialmente pueda protestar, es importante ser consistente y recordarle las reglas cuando sea necesario, ofreciendo también alternativas. Y por supuesto, si tú eres ejerces siendo su ejemplo, reforzarás más la norma.
4. Busca momentos para conectar: Aprovecha los trayectos en coche o las cenas para charlar. Estos pueden ser los mejores momentos para que se abran. Por ejemplo, si sabes que a tu hijo le gusta cierto grupo de música, podrías preguntarle sobre su canción favorita o si hay algún concierto próximo. Estas conversaciones en momentos menos formales pueden ser menos intimidantes para los adolescentes, permitiéndoles abrirse más fácilmente. Y por supuesto, aunque pienses que ese cantante o grupo es un horror, intenta no juzgar sus gustos, ya que si no, dejará de compartir esta información contigo porque no se sentirá validado.
5. Apoya sus intereses: Incluso si no entiendes completamente su obsesión con ese nuevo videojuego o youtuber, mostrar interés puede abrir excelentes vías de comunicación. Por ejemplo: Si tu hija está obsesionada con un nuevo videojuego, en lugar de desestimar su interés, podrías mostrar curiosidad al respecto. Podrías decir algo como, "Me he dado cuenta de que realmente disfrutas ese juego. ¿Qué es lo que más te gusta de él?" Incluso podrías sentarte con ella un rato mientras juega para que te muestre de qué se trata. Esto no solo refuerza la comunicación sino que también fortalece vuestra relación al compartir su entusiasmo.
Recuerda, navegar la adolescencia no tiene por qué ser una lucha constante. Con un poco de paciencia, mucha empatía y un buen sentido del humor, tú y tus hijos podréis salir de esta etapa no solo ilesos, sino también más unidos.
¡Ánimo, valientes padres y madres! Estamos en esto juntos.
Siempre es bueno leer e informarnos sobre la etapa evolutiva de nuestros hijos, ya que la información es poder, y el conocer porqué nos hace asimilarlo y sobrellevarlo de mejor manera. Además nos dará ideas o consejos para poder ayudarles en ciertos momentos. Desde HABILIMECUM os recomendamos cualquiera de estos libros y por supuesto, reforzar sus soft skills les ayudará a ser mas comunicativos y gestionar mejor sus emociones en esta etapa:
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